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TENGO ALERGIA? (2ª parte)


Continuamos con una nueva entrega del tema de las Alergias que nos ofrece JoanRA en la que trataremos si es hereditaria o no y si se puede autodiagnosticar. Dejaremos para el próximo día la última parte en la cual explicaremos el tratamiento y como diferenciar una alergia de un resfriado.
ES HEREDITARIA?

Aunque sabemos que las alergias están condicionadas genéticamente, todavía no se ha podido aislar un gen dominante. Resulta mucho más práctico determinar los antecedentes familiares en los parientes de primer grado (padres y hermanos). El riesgo de padecer una alergia aumenta cuanto mayor sea el número de familiares afectados. La constatación de la existencia de antecedentes, por sí misma, no resulta suficiente, pero se puede cuantificar este riesgo utilizando una sencilla "tabla familiar de alergia":
- 2 puntos por cada miembro con alergia evidente o diagnosticada
- 1 punto para cada familiar posiblemente afectado.
Resultado:
4 puntos, alto riesgo de alergia
2 o 3 puntos requieren otros sistemas predictivos
1 punto se asocia a un riesgo relativamente bajo de padecer alergia.


¿SE PUEDE AUTODIAGNOSTICAR?

La alergia es una alteración del organismo difícil de autodiagnosticar, independientemente del momento en que se manifieste (infancia, adolescencia, adultos, etc.) ya que la sintomatología asociada a la alergia produce ciertas confusiones en los pacientes que la padecen y muchas veces se confunde con otras patologías comunes. Para saber con certeza si se tiene alergia es preciso acudir al especialista. El médico puede establecer un diagnóstico basándose simplemente en los síntomas y su evolución. También tendrá en cuenta los hábitos del hogar, las actividades profesionales y de ocio, los hábitos alimentarios, el estado de salud y los medicamentos que tome En caso necesario podrá recurrir a ciertas pruebas para confirmar sus sospechas. Las pruebas más conocidas son las pruebas cutáneas (pricK test, intradermoreacción) y ciertas pruebas analíticas en sangre (IgE).
Las primeras consisten en poner en contacto el alérgeno con la piel a través de distintos mecanismos. En caso de existir alergia al producto que pone en contacto con la piel, se produce la liberación de los mediadores químicos de la inflamación (reacción alérgica) y la formación de un habón con enrojecimiento a su alrededor, que se detecta antes de los 15 minutos. Es una prueba sencilla, no dolorosa, bastante segura y sin riesgo.
Los análisis de sangre permiten la medida de la IgE total, o la cuantificación de IgE especifica frente a los alérgenos sospechosos. Aunque la formación de IgE es una característica importante de las alergias, no puede considerarse que sea exclusiva de este tipo de trastornos. Sin embargo, unos niveles elevados de IgE en recién nacidos puede representar un riesgo de padecer en el futuro una enfermedad alérgica ya que estos anticuerpos no pueden ser de origen materno a causa de la imposibilidad de atravesar la placenta. Teóricamente existen otras determinaciones analíticas que podrían orientar el pronóstico, pero su manejo resulta algo complicado y de escasa utilidad práctica. Mucho más efectivo puede ser el control de la exposición a los diversos alérgenos.

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